jueves, 8 de enero de 2009

rincones del pasado




A MEU PAE
Y cuando tus manos callosas torpemente le abran,
del cuerpo fuerte y robusto brotará una delicada calma,
de los ojos oscuros que proyectan una sombra acerada,
surgirá brillante y espaciosa, la luz de un amor que abrasa.
Desbordarán tu cuerpo y tu alma,

 lágrimas dulces y amargas.
Cuando de mi silencio muerto, surja para ti una carta.

Porto e.


LA ESTERILIDAD DE UN PUEBLO
Dicen que primero fueron unos pocos,
tal vez pastores o peregrinos que iban de paso.
Pero lo cierto es que se quedaron y le dieron vida a los montes y valles.
Parieron las vacas y también las mujeres.
El silencio de las noches nevadas se rompió en los llantos de unos,
las risas de otros y calló el viento para, de año en año,
oír la algarabía de los niños. Morían aquellos y nacían los otros.
Eran tiempos difíciles, de manos encalladas... y también los píes,
de días de hambre y por ello de mucha fuerza y coraje.
Y así conquistaron las laderas, domaron los llanos y el pueblo
procreaba... crecía, envejecía y rejuvenecía.
Llegaron los tiempos,mal llamados civilizados y con ellos el progreso.
Se iluminaron las noches,se hicieron caminos, en la lucha, algunos desfallecieron y miraron hacia el horizonte...más allá de estas montañas,
incluso, dejaron la tierra, buscaron el mar y en la otra orilla
encontraron otra tierra.
Allí quedaron sus huesos su pasado y su historia.
Y aquí, los otros, siguieron girando la rueda.
Acababa el invierno y volvía el otoño y nos engendraron a nosotros.
Ya débiles... abandonamos la lucha
y nos asentamos en la vida fácil y cómoda, todo en bien de nuestros hijos,
para allanarles el camino...¿ Y qué camino?.
Nos fuimos también más allá de las montañas,
pero la nostalgia nos trae de paso y cada año vemos el pueblo más viejo.
Ya no tiene aquella vitalidad, dejó la juventud y con ella la fertilidad.
Es estéril, ya no hay niños que continúen la historia,
ya no se juega en las calles, volvió el silencio, tan solo, para hacer
un poco de ruido, de vez en cuando,nos visita el viento y lo llena todo,
hasta el vacío de los niños.Y pasa imperturbable el tiempo
y después... aún más silencio.